Iglesia de San Pedro de Tejada

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A los pies de La Tesla y construida durante la primera mitad del siglo XII, ha sido distinguida como una de las iglesias más bellas, interesantes y mejor conservadas de todo el románico castellano. Se sitúa en la localidad de Puente Arenas, un pequeño pueblo de la Merindad de Valdivieso al norte de la provincia de Burgos y enclavado en las faldas del Monte Pilas.

La Iglesia románica de San Pedro de Tejada está situada en el pueblo de Puente Arenas, en pleno valle de Valdivieso, perteneciente a las Merindades burgalesas. San Pedro fue un importante cenobio creado en el año 850 aproximadamente y fue un importante motor repoblador de la zona, llegó a ser sede episcopal durante largo tiempo lo que motivo que su radio de acción se extendiera incluso fuera del valle. Tras la desamortización de Mendizábal el cenobio pasó a manos privadas, en este caso a la familia Huidobro, que hasta la fecha siguen siendo los propietarios. La unidad, armonía y esbeltez de Tejada se manifiesta no sólo en su conjunto, sino también en cada uno de sus detalles. No perderse los canecillos, algunos de los cuales son representativos del románico erótico.

Descripción

Es una de las construcciones románicas de Burgos más bellas, completas y sugerentes, reuniendo mucho del románico burgalés antes de Silos, a la vez que el estilo internacional propio de las iglesias del Camino Jacobeo.

Situado en el valle burgalés de Valdivieso, fue el monasterio más importante de la naciente Castilla hasta que la Reconquista castellana hizo avanzar las fronteras, dejando a San Pedro un poco fuera de juego. Posiblemente se fundó en una fecha tan temprana como el siglo IX, aunque la iglesia que hoy se puede visitar data del primer tercio del siglo XII. En estos tiempos dependía del Monasterio de Oña, que se convierte en el gran monasterio regional, dejando Tejada a su sombra.
Su planta es típicamente burgalesa, dentro de la cual también se incluye San Quirce (también de propiedad privada), el monasterio de Rodilla y otras construcciones del valle de Valdivieso. Las características esenciales y comunes a todos ellos son las siguientes: nave única dividida en tres tramos, el primero funcionando como falso crucero desprovisto de brazos, un corto presbiterio rectangular que sigue la disposición de la nave, ábside semicircular y portada a los pies. Sobre le falso crucero se alza una imponente torre de dos cuerpos. La sillería que podemos observar en San Pedro de Tejada es rojiza, perfectamente trabajada y cortada, lo que da un aspecto muy homogéneo a toda la obra.

En el exterior destaca una imposta (saliente que separa los diferentes pisos de un edificio) que recorre buena parte de los muros, resaltando la unidad del edificio. Encima de la imposta nacen las columnas que dividen el ábside, apoyadas en contrafuertes. Las ventanas son ciegas y los capiteles de las columnas presentan decoración de motivos vegetales. Sobre el primer tramo de la nave se levanta una torre de dos cuerpos, de sección cuadrada. El primer cuerpo de la torre contiene ocho vanos ciegos, y otros tantos vanos en el segundo, pero geminados y con un pequeño óculo en cada enjuta, sobre la columna que divide a los dos arcos dentro del vano. La torre es muy esbelta. Un cubo meridional con escalera de caracol en su interior la comunica con la nave.

En los muros laterales encontramos contrafuertes sobre los que se apoyan los arcos fajones interiores. En lo alto de los muros encontramos una fila de canecillos finamente tallados. La fachada occidental de la iglesia es la más trabajada. Destaca el saliente sobre el que se disponen cinco arquivoltas de arco de medio punto que se apean sobre una imposta ajedrezada o taqueada corrida sobre jambas (cada una de las dos piezas de un vano que dispuestas verticalmente, a ambos lados del mismo, sostienen un dintel, un arco o las arquivoltas) y columnas de capiteles fitomórficos. La arquivolta más exterior está decorada con el mismo ajedrezado, lo que confiere homogeneidad a la portada. Encima del conjunto de arquivoltas encontramos un cuerpo superior esculpido con ocho canecillos que sostienen un tejadillo, representando a ambos lados del tetramorfos a los cuatro evangelistas con alas. En una metopa está Cristo representado y bajo ella dos frisos: el superior trata de los Apóstoles en actitud amistosa, como hablando entre ellos, pero levantando los brazos hacia le cielo como esperando algún acontecimiento, y en el inferior aparece Cristo en una escena de banquete con los Apóstoles, junto a un león que sujeta con sus garras a un hombre.

El interior de San Pedro parece alto y esbelto, o esa es la percepción que el maestro constructor de este templo transmite a los visitantes. Para ello es importante el papel que juegan los arcos fajones y la imposta ajedrezada que recorre los muros y el ábside. Los capiteles interiores son espectaculares y representan a Cristo, que junto al resto de elementos escultóricos, están muy finamente tallados: Oración en el Huerto, santos, águilas, aves entrelazadas, formando un programa simbólico de dibujo claro y composición excepcional. Los capiteles que aparecen en el ábside, en cambio, carecen de la calidad de los que sobresalen en la nave. La nave y el presbiterio se cubren mediante bóveda de medio cañón, y de cascarón el ábside.

La obra de San Pedro de Tejada transmite perfección y saber hacer, un románico pleno, eminentemente simbólico, con un programa escultórico perfectamente integrado en la arquitectura y que no deja resquicio a la mera anécdota. Jaca y Loarre se encuentran inmersos e imbuidos también de este gran Románico, tan perfecto, que apabulla. No es frecuente, como ocurre en Tejada encontrar al tetramorfos más los cuatro evangelistas (en cierto modo es una reiteración simbólica), y si además se les representa alados (algo muy poco habitual), nos incita a darnos cuenta de la alta condición espiritual de los mismos, por si acaso no lo habíamos hecho ya. Y aquí tenemos que acudir a la numerología, yan frecuente en la taumaturgia románica: si el 8 (4 + 4) es símbolo de regeneración y de salvación, el 4 representa las realizaciones tangibles al ser el símbolo terrenal, el mismo de la organización racional. Este simbolismo enlaza con las cuatro columnas de las salas capitulares cistercienses, un símbolo totalizador y pleno que en tejada se espiritualiza con el alado de quienes lo soportan.

Horario/Disponibilidad:
Julio y agosto: de 11.30h a 14.00h y de 16.30h a 19.30h;
Junio y septiembre: sólo fines de semana.

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